Tenía
una pequeña planta y se me murió de tanto regarla. Fue entonces
cuando aprendí que dar de más, aunque sea algo bueno no siempre es
lo más adecuado.
Anónimo
La
premisa es que nadie nace sabiendo, por eso hay que enseñarles a realizar sus tareas en
lugar de hacerlas por ellos. La mayoría de las ocasiones damos por
hecho que saben hacer lo que a nosotros nos parece básico, sin darnos
cuenta que hay detrás años de aprendizaje.
Así
que para no llegar exhaustos al final del curso e inmersos en broncas
y peleas, ahí van unas pistas para contribuir a que nuestros hijos
sean más responsables y autónomos. Para ver los resultados al final
de curso hay que empezar desde el primer día, así que vamos a ello.
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La organización de la mochila.
El olvidarse o perder material escolar suele ser fuente de conflicto. El saber planificarse y comprobar lo que tienen que llevar o traer cada día les suele costar, y si no les damos herramientas para ello no lo harán. Sin querer podemos frenar su aprendizaje al realizar nosotros lo que podrían hacer ellos.
Una tabla parecida a esta, colocada en un sitio visible, en la que escriba todo lo que debe ir en la mochila cada día, puede servir para organizarse y no olvidar los materiales que va a necesitar llevar cada día. Se puede colocar otra en la mochila para recordar a la inversa, lo que tiene que traer del colegio a casa.
Les ayudaremos a rellenarlo y les supervisaremos los primeros días, con la intención de ir retirando nuestra ayuda poco a poco.
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Organizar su tiempo y actividades.
La organización es un punto problemático. A veces les acusamos de perezosos o de ser un desastre, cuando lo único que ocurre es que no les hemos enseñado esa habilidad. Para ello tenemos que tener muy presente que si nos involucramos y le dedicamos tiempo al principio, con paciencia y cariño es más fácil que veamos el fruto a lo largo del curso. Unas ideas a tener en cuenta:
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Usar una libreta o agenda escolar para apuntar todas las tareas, y que las vayan tachando según las vayan realizando.
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Unificar las tareas por materiales necesarios para realizarlas, (libros, ordenador, cuadernos...)
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Establecer límites temporales coherentes a cada una.
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Enseñarles a distinguir tareas urgentes de las que no, las importantes de las nimias. Con una tabla de este tipo, les puede resultar más fácil identificarlas y catalogarlas. Un examen sería una tarea importante y no urgente.
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Usar calendarios de pared para anotar fechas importantes como exámenes, entrega de trabajos.
- Los deberes.
Sin entrar en el debate de si los deberes son necesarios, o el tipo de deberes que se deben hacer, hoy por hoy en la mayoría de los colegios los usan para completar y afianzar lo aprendido en el aula y es algo con lo que tenemos que lidiar, mejor empezar a encararlo desde el primer día para que no suponga una batalla a lo largo del curso. Ahí van unas recomendaciones:
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Establecer un sitio apropiado para hacer los deberes. Con buena luz y libre del mayor número de distracciones. Donde se tengan los materiales necesarios a mano.
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Procurar que sea a la misma hora. Para que se vaya creando un hábito. Que no se deje para muy tarde para evitar cansancios y perezas.
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Servirles de ejemplo haciendo nuestras tareas. Estando accesibles por si requieren de nuestra colaboración pero con actividades separadas.
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Darles la consigna de que realicen los deberes por ellos mismos, si hay algo que no sepan hacer que pasen al siguiente, así evitamos que se acostumbren a las interrupciones y les damos la oportunidad para que encuentren la solución más tarde.
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Darles herramientas para que piensen ellos la solución más que dársela nosotros.
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Revisar los deberes al final, a parte de para saber si están bien hechos, para que sepan que les damos importancia a su esfuerzo.
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Hablar en positivo de los deberes delante de ellos.
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Poner un tiempo de ejecución prudencial, para que aprendan a organizar su tiempo., e intentar cumplirlo.
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Si algo no lo entienden, quizá sea bueno poner una nota al maestro/maestra para que en la medida de lo posible se lo vuelva a explicar.
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Equivocarse está bien.
Tomar
decisiones sensatas no se aprende de la noche a la mañana, ni la responsabilidad, ni la autonomía. Se
aprende cometiendo errores hasta encontrar la manera que mejor
resuelve cada problema, lo que se conoce vulgarmente como aprendizaje “ensayo – error”. A los adultos nos cuesta respetar las iniciativas de los pequeños y aceptar sus elecciones. Presuponemos demasiado a menudo que se van a equivocar, no damos tiempo para que aprendan de los errores. Hay que darles permiso para que yerren.
Un niño autónomo y responsable es más probable que tenga una mejor autoestima. Es el momento de enseñarles y confiar.
Os deseo un buen curso.
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