El contacto físico es básico para construir el vínculo emocional con nuestros hijos e hijas. Al dar y recibir un masaje, se crea un diálogo sensible, suave y amoroso. El masaje no tiene por qué ser siempre en silencio, puede ser un juego si lo acompañamos de cuentos, para así ir incorporando la estimulación sensorial mediante el tacto. Lo importante es compartir momentos entrañables y delicados.
Os propongo un juego para aprender diferentes técnicas de masaje y así compartir momentos ternura con los peques de la casa.
Esta técnica está sacada del libro de Margarita Klein, "Masajes para bebés y niños". No es un masaje como tal, es una creación lúdica para trabajar con el sentido del tacto. lo uso bastante en mis talleres de "Mindfulness en familia" con bastante éxito. Espero que os guste y lo disfrutéis con los más pequeños de la casa.
No es más que una guía libre. No se trata de aprender a hacer movimientos exactos siguiendo un técnica concreta. Es un juego de imitación, seguimos los pasos como si estuviéramos en la cocina haciendo una "pizza".
Hay que hacerlo por parejas. Alguien será la pizza y la otra persona será un chef que se encargará de prepararla con mucho mimo y atención.
Vamos a ello, vamos a hacer un pizza...
La persona que hará de pizza se tumba boca abajo. La que hace de chef, seguirá las siguientes indicaciones con sumo cuidado, ya que utilizaremos ingredientes de primera calidad y no queremos que se estropeen.
1.
Amasamos: Con las
yemas de los dedos simulamos que amasamos la espalda.
2.
Estiramos la masa:
Hacemos movimientos como de rodillo con el antebrazo por la espalda. Estiramos la masa hacia lo largo y ancho de la espalda.
3.
Elegimos la forma de la pizza: preguntamos que forma va a tener la pizza, y con el dedo trazamos sobre la espalda la forma que queramos para
nuestra pizza: circular, triangular, cuadrada…
4.
Ingredientes:
- El tomate: Echamos tomate haciendo círculos con la palma de la mano.
- Jamón, salami: Damos pequeñas palmadas con la
mano como si estuviéramos colocando cada uno de los ingredientes.
- Espárragos: Con el dedo vamos dibujando rayas a lo largo de la espalda.
- Aceitunas, maíz, champiñón: vamos marcando con el dedo los puntos
donde los queremos.
- Queso rayado: podemos cosquillear toda la espalda.
- Orégano: hacemos roces suaves.
No hay nada establecido. Se puede añadir lo que se considere y se ocurra.
5.
Al horno: frotamos
las manos unas con otras y las colocamos sobre la espalda, el niño
sentirá la sensación de calor. Lo podemos repetir varias veces.
6.
A comer: cortamos
la pizza en porciones con el canto de la mano por la espalda del niño
y simulamos que la comemos.
Imagen obtenida del blog Meste a casa
Este masaje se puede hacer en grupo a modo de juego, en clase. Se puede hacer entre hermanos... Es una invitación a tomar conciencia de su cuerpo y a aprender a poner límites a los demás.
Es importante tener en cuenta que ante cualquier masaje siempre hay que preguntar si nos da permiso, si le apetece en ese momento. Si a lo largo del masaje quiere parar, algún movimiento le desgrada, se pone nervioso, el masaje finaliza. Nunca hay que forzar al niño o niña a recibir un masaje, por mucho que creamos que le va a venir bien o le gustará.
Lo
normal es que los niños más pequeños no aguanten toda la actividad
sin moverse, o puede que alguno no acabe la pizza, no importa. Aunque sea poquito irán
tomando conciencia de su cuerpo y del contacto con el otro y eso es
un gran descubrimiento.
Hoy lo practicamos en una sesión de Mindfulness y fue genial. Muy buena idea. Gracias Mamen
ResponderEliminarGracias a ti, por asistir y comentar.
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