jueves, 28 de septiembre de 2017

Violencia obstétrica y Violencia de género.



Hoy he visto dos noticias en dos diarios diferentes relacionadas y que juntas explican muchas muchas cosas.










La primera es "Un destacado ginecólogo se burla de las víctimas del Essure en congresos médicos".


Este  señor ha estado recomendando un método anticonceptivo que ha resultado ser peligroso y nocivo para las usuarias por lo que ha sido retirado. Este señor lejos de reconocer su error, estando ya fuera de mercado este método. Lo volvió a defender en una ponencia culpando a las usuarias por bobas o gordas. 


La segunda noticia es Violencia obstétrica, la última batalla feminista: "Nos cortan vaginas sin permiso” en la que se nos habla de Violencia Obstétrica, y cómo la feministas reclamamos un trato más respetuoso y empático.




Muchas usuarias entendemos que hay un trasfondo de misoginia, machismo por parte de algunos profesionales. Que se nos infantiliza, cosifica, no se nos respeta ni se nos tiene en cuenta. Como muestra tenemos la primera noticia, cuál es la visión de un destacado miembro de la junta de Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO).




Os comparto la  Estrategia de atención al parto normal en el Sistema Nacional de Salud, dónde se pueden ver el contraste entre lo que se recomienda y lo que todavía sucede.


Pese a quien le pese, las mujeres exigimos respeto y buen trato en todos los ámbitos.













martes, 5 de septiembre de 2017

Pistas para ayudar a los más peques a ser más responsables y autónomos en la vuelta al cole.



Tenía una pequeña planta y se me murió de tanto regarla. Fue entonces cuando aprendí que dar de más, aunque sea algo bueno no siempre es lo más adecuado.
Anónimo


Es septiembre, mes de vuelta al colegio y vuelta a la rutina para gran parte de la población. Es el mes, junto con enero, de los buenos propósitos. Uno de los propósitos más común entre las madres y padres es el de hacer que los hijos sean más autónomos.

La premisa es que nadie nace sabiendo, por eso hay que enseñarles a realizar sus tareas en lugar de hacerlas por ellos. La mayoría de las ocasiones damos por hecho que saben hacer lo que a nosotros nos parece básico, sin darnos cuenta que hay detrás años de aprendizaje.
Así que para no llegar exhaustos al final del curso e inmersos en broncas y peleas, ahí van unas pistas para contribuir a que nuestros hijos sean más responsables y autónomos. Para ver los resultados al final de curso hay que empezar desde el primer día, así que vamos a ello.

  1. La organización de la mochila.


El olvidarse o perder material escolar suele ser fuente de conflicto. El saber planificarse y comprobar lo que tienen que llevar o traer cada día les suele costar, y si no les damos herramientas para ello no lo harán. Sin querer podemos frenar su aprendizaje al realizar nosotros lo que podrían hacer ellos. 


Una tabla parecida a esta, colocada en un sitio visible, en la que escriba todo lo que debe ir en la mochila cada día, puede servir para organizarse y no olvidar los materiales que va a necesitar llevar cada día. Se puede colocar otra en la mochila para recordar a la inversa, lo que tiene que traer del colegio a casa.





Les ayudaremos a rellenarlo y les supervisaremos los primeros días, con la intención de ir retirando nuestra ayuda poco a poco.


  1. Organizar su tiempo y actividades.


La organización es un punto problemático. A veces les acusamos de perezosos o de ser un desastre, cuando lo único que ocurre es que no les hemos enseñado esa habilidad. Para ello tenemos que tener muy presente que si nos involucramos y le dedicamos tiempo al principio, con paciencia y cariño es más fácil que veamos el fruto a lo largo del curso. Unas ideas a tener en cuenta:


  • Usar una libreta o agenda escolar para apuntar todas las tareas, y que las vayan tachando según las vayan realizando.


  • Unificar las tareas por materiales necesarios para realizarlas, (libros, ordenador, cuadernos...)
  • Establecer límites temporales coherentes a cada una.
  • Enseñarles a distinguir tareas urgentes de las que no, las importantes de las nimias. Con una tabla de este tipo, les puede resultar más fácil identificarlas y catalogarlas. Un examen sería una tarea importante y no urgente.


  • Usar calendarios de pared para anotar fechas importantes como exámenes, entrega de trabajos.

  1. Los deberes.


Sin entrar en el debate de si los deberes son necesarios, o el tipo de deberes que se deben hacer, hoy por hoy en la mayoría de los colegios los usan para completar y afianzar lo aprendido en el aula y es algo con lo que tenemos que lidiar, mejor empezar a encararlo desde el primer día para que no suponga una batalla a lo largo del curso. Ahí van unas recomendaciones:


  • Establecer un sitio apropiado para hacer los deberes. Con buena luz y libre del mayor número de distracciones. Donde se tengan los materiales necesarios a mano.
  • Procurar que sea a la misma hora. Para que se vaya creando un hábito. Que no se deje para muy tarde para evitar cansancios y perezas.
  • Servirles de ejemplo haciendo nuestras tareas. Estando accesibles por si requieren de nuestra colaboración pero con actividades separadas.
  • Darles la consigna de que realicen los deberes por ellos mismos, si hay algo que no sepan hacer que pasen al siguiente, así evitamos que se acostumbren a las interrupciones y les damos la oportunidad para que encuentren la solución más tarde.
  • Darles herramientas para que piensen ellos la solución más que dársela nosotros.
  • Revisar los deberes al final, a parte de para saber si están bien hechos, para que sepan que les damos importancia a su esfuerzo.
  • Hablar en positivo de los deberes delante de ellos.
  • Poner un tiempo de ejecución prudencial, para que aprendan a organizar su tiempo., e intentar cumplirlo.
  • Si algo no lo entienden, quizá sea bueno poner una nota al maestro/maestra para que en la medida de lo posible se lo vuelva a explicar.

  1. Equivocarse está bien.

Tomar decisiones sensatas no se aprende de la noche a la mañana, ni  la responsabilidad, ni la autonomía. Se aprende cometiendo errores hasta encontrar la manera que mejor resuelve cada problema, lo que se conoce vulgarmente como aprendizaje “ensayo – error”. A los adultos nos cuesta respetar las iniciativas de los pequeños y aceptar sus elecciones. Presuponemos demasiado a menudo que se van a equivocar, no damos tiempo para que aprendan de los errores. Hay que darles permiso para que yerren.

Un niño autónomo y responsable es más probable que tenga una mejor autoestima. Es el momento de enseñarles y confiar.

Os deseo un buen curso.


domingo, 3 de septiembre de 2017

La banalización de los trastornos mentales.



Podemos pasar unos días apáticos tras una fuerte desavenencia con nuestra pareja u otra persona significativa.

Podemos sentir una profunda tristeza cuando se muere alguien a quien queremos.

Podemos sentir mucha pena tras la ruptura de una relacion.

Podemos sentir agitación e intranquilidad porque se nos pasa el plazo de entrega de un proyecto.

Podemos volver alguna vez al coche a comprobar si lo hemos cerrado.

Podemos tener problemas para dormir unos días porque nos preocupa no dar con la solución final de un trabajo.

Podemos no desayunar ningún día porque no nos entra nada.

En ninguno de los ejemplos anteriores estaríamos hablando de ningún trastorno mental. Sería absurdo hablar de depresión, ansiedad, trastorno obsesivo compulsivo, insomnio o trastorno de alimentación. Sin embargo cada vez más se asocian vulgarmente esas palabras a problemas más o menos cotidianos, y esas palabras designan enfermedades, no son palabras vacías de contenido.





Lo que se consigue al asociar problemas mentales a problemas cotidianos son varias cosas:

1.- Se hace estar a las personas en alerta ante emociones cotidianas y congruentes a situaciones difíciles. 

Por ejemplo, personas que acuden al médico o psicólogo ante una pérdida a que les ayude a paliar el dolor, no vaya a ser que sea depresión eso que sienten, cuando lo que ocurre es que están en un proceso de duelo asociado a una pérdida.

2.- Personas que sí tienen estos trastornos se sienten culpables por no superarlos con la facilidad que otras personas dicen que los sufren sin ser así.

3.- Al estar muy medicalizada la atención de estas enfermedades, hay muchísimas personas que cada vez dependen más de los medicamentos psiquiátricos y menos de sus recursos personales para hacer frente a los imponderantes vitales.

4.- Personas que sí tienen estas enfermedades no piden ayuda cuando deberían, por estar tan banalizada la psicología y psiquiatría que no se lo toman en serio. Con esto lo que se logra es que problemas leves se cronifiquen.





Por si todo esto fuera poco, a nada bueno contribuye que a los profesionales de la salud mental se nos llame loqueros o similar. No tratamos de ayudar a locos, tratamos de ayudar a personas que sufren y lo pasan mal, y que por ver que a su alrededor se banalizan sus problemas y a los profesionales que les tienen que ayudar, no acuden a pedir ayuda a su debido tiempo.

Pido respeto e información hacia las personas que tienen algún tipo de trastorno mental, hacia los profesionales que nos dedicamos a ayudarles y hacia ti que ahora me lees, que aunque ahora te sientas bien y no tengas ningún trastorno mental puedes sufrirlo algún día y entonces puede que entiendas mejor mis palabras. 


Si te parece bien, comparte si tú tampoco quieres que se banalicen los 
trastornos mentales. Gracias.