domingo, 14 de enero de 2018

¿Por qué justificar el acoso? El peligro del “doble vínculo”.



Mucho se está hablando sobre si hay una ola de feminismo puritano y victimista, sobre todo al considerar que el feminismo está reaccionando exageradamente al quejarse porque los hombres “importunan” a las mujeres.

Todos los argumentos que se están esgrimiendo me resultan sumamente contradictorios. Esto me hace recordar la hipótesis del doble vínculo o doble constreñimiento, que el antropólogo Gregory Bateson propuso, para explicar la esquizofrenia y otras psicopatologías graves en el seno de las relaciones familiares. Los dobles vínculos son dilemas comunicativos provocados por la contradicción entre dos o más mensajes que recibe una persona. Los mensajes van en una dirección y la contraria. No hay salida posible, se haga lo que se haga está mal. La persona está destinada a equivocarse, o a fracasar.


Los mensajes contradictorios que veo que llegan, sobre todo a las mujeres son:

→ Denuncia los acosos, los abusos, el maltrato, y a la vez, si te quejas o denuncias eres una victimista, que no ha sabido defenderse o una puritana.

→ Los hombres no son acosadores por naturaleza, y a la vez, los hombres tienen unos grandes instintos sexuales que les lleva tomar la iniciativa y a insistir.



→ Cualquier mujer es libre de ir donde quiera, y a la vez, ten cuidado por donde te mueves y a que horas.

→ Respetate y hazte respetar, y a la vez, no es para tanto que te manoseen o se froten contra ti en el metro.

Y así un largo etcétera.

Todo esto genera indefensión e inseguridad.

Pensemos, por ejemplo, en todos los comentarios o insinuaciones sexuales no deseados que reciben camareras de planta, de bares y cafeterías, y que “cómo el cliente siempre tiene la razón”, calla por miedo a perder su trabajo. Se justifica y se minimiza, si total no es para tanto. Eso, día tras día acaba afectando. Sobre todo cuando no concuerda el asco y la repulsa que siente ante esos actos con el repunte justificativo de dichas conductas que hay últimamente.

Esto no ocurre solo ahora. Las mujeres recibimos mensajes contradictorios continuamente.

Por ejemplo ante los abusos sexuales y las violaciones:


→ Ante una agresión sexual o violación se insta a denunciar, por el contrario, vemos como cada vez que hay una noticia de una violación, a la supuesta víctima se la juzga, critica y hasta se discute que siga con su vida.

→ Expertos en diversas áreas recomiendan no oponer resistencia ante una violación. Más tarde, se exculpa al supuesto agresor porque la supuesta víctima no opuso la suficiente resistencia.

→ Si una víctima de abusos sexuales o violación continúa con su vida se duda de la severidad de los actos sufridos. Si se muestra desvalida o traumatizada, que es una victimista o una blanda.

→ Si no se denuncia, se contribuye a que un violador siga suelto, si se denuncia, se pone inmediatamente en duda, y se califica por algunas personas de denuncia falsa.

→ El acoso o la violación es un acto atroz, pero sin embargo quien debe tomar medidas para que no ocurra es la posible víctima, cuidando de no ir por lugares oscuros, yendo acompañada...

Todo esto es bastante perverso y dañino. Si nos defendemos porque nos defendemos, si no lo hacemos, porque no lo hacemos. Si denunciamos porque lo hacemos. Todo se cuestiona. El doble vínculo está muy presente. Y no olvidemos que Bateson lo hipotetizó para explicar la esquizofrenia, algo muy grave.

No he sometido a investigación estas ideas, y sinceramente desconozco si alguien lo ha hecho. Lo que sí puedo decir es que trabajo con personas abusadas sexualmente y/o maltratadas, y os puedo asegurar que los efectos son desgarradores. La vida de esa persona da un vuelco. Se rompe la confianza en sí misma y en los demás. Una parte del sufrimiento deviene de esos mensajes contradictorios, ¿me defendí lo suficiente? ¿pude provocar eso yo? ¿no estaré exagerando? Quizá no fue para tanto…

Quien haya trabajado o conocido a alguien víctima de algún tipo de abuso, sea bullying, mobbing, violencia de género, agresión sexual…, habrá visto el estado de indefensión que se llega a tener. A veces no denuncian, no saben qué hacer porque siempre hay alguien en su entorno que justifica o banaliza lo que ha ocurrido.

Creo que ya va siendo hora de eliminar dobles mensajes que paralizan y lanzar uno claro liberador.



Los hombres no son acosadores por naturaleza, no tienen impulsos sexuales incontrolables, por eso mismo, no creo que tengan necesidad de importunar para relacionarse con las mujeres. Habría que poner el foco en que las mujeres no somos las que deberíamos tener que defendernos, sino que no deberíamos ser atacadas.

Ya sea rozar una pierna, pedir un beso o invitar a un poleo menta de manera descontextualizada y/o insistentemente, si me molesta y digo que no, y la otra persona insiste es acoso. Si él insistente porque dice que no puede parar, que se lo haga mirar, porque los hombres sí pueden controlar sus impulsos, para eso la evolución nos dotó de una corteza prefrontal estupenda. Que no se tache de victimistas a las mujeres por no querer seguir su juego. No vale lo de los hombres es que son así y no pueden evitarlo. Si no pueden, es que tienen un claro problema de control de impulsos.

Vale ya de justificar abusos, ya sea tachando a la VICTIMA de buscona por provocar o ahora de victimista o puritana por exagerar. NO, vale ya de poner el foco en la parte abusada, y señalemos a los abusadores.

Si no se tiene clara la línea entre lo consentido y lo no consentido, mejor parar. Y si esa línea la marca la otra persona, parar es obligatorio.

Rechazar avances sexuales no deseados no es puritanismo, es saber decir que no, es ejercer la libertad de elección. Es protegerse.

Socialmente deberíamos empezar a dar mensajes claros y sin contradicciones.

- Si la persona con quien tienes sexo te dice para, PARA. Aunque tenga las bragas o calzoncillos bajados.

- Si la persona con quien tienes sexo empieza a llorar, PARA.

- Si la persona con quien tienes sexo está inconsciente, PARA.

- Si la persona con quien tienes sexo se queda paralizada, PARA.

- Si la persona con quien tienes sexo intenta quitarte de encima, PARA.

- Si has tenido que drogar, golpear, quitar la ropa a la fuerza sin pacto previo, para tener sexo, PARA.

- Si con alguno de los indicios anteriores sigues teniendo sexo, es un delito, y grave.

Claro, directo, conciso y sin contradicciones. No hace falta más.