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martes, 5 de septiembre de 2017

Pistas para ayudar a los más peques a ser más responsables y autónomos en la vuelta al cole.



Tenía una pequeña planta y se me murió de tanto regarla. Fue entonces cuando aprendí que dar de más, aunque sea algo bueno no siempre es lo más adecuado.
Anónimo


Es septiembre, mes de vuelta al colegio y vuelta a la rutina para gran parte de la población. Es el mes, junto con enero, de los buenos propósitos. Uno de los propósitos más común entre las madres y padres es el de hacer que los hijos sean más autónomos.

La premisa es que nadie nace sabiendo, por eso hay que enseñarles a realizar sus tareas en lugar de hacerlas por ellos. La mayoría de las ocasiones damos por hecho que saben hacer lo que a nosotros nos parece básico, sin darnos cuenta que hay detrás años de aprendizaje.
Así que para no llegar exhaustos al final del curso e inmersos en broncas y peleas, ahí van unas pistas para contribuir a que nuestros hijos sean más responsables y autónomos. Para ver los resultados al final de curso hay que empezar desde el primer día, así que vamos a ello.

  1. La organización de la mochila.


El olvidarse o perder material escolar suele ser fuente de conflicto. El saber planificarse y comprobar lo que tienen que llevar o traer cada día les suele costar, y si no les damos herramientas para ello no lo harán. Sin querer podemos frenar su aprendizaje al realizar nosotros lo que podrían hacer ellos. 


Una tabla parecida a esta, colocada en un sitio visible, en la que escriba todo lo que debe ir en la mochila cada día, puede servir para organizarse y no olvidar los materiales que va a necesitar llevar cada día. Se puede colocar otra en la mochila para recordar a la inversa, lo que tiene que traer del colegio a casa.





Les ayudaremos a rellenarlo y les supervisaremos los primeros días, con la intención de ir retirando nuestra ayuda poco a poco.


  1. Organizar su tiempo y actividades.


La organización es un punto problemático. A veces les acusamos de perezosos o de ser un desastre, cuando lo único que ocurre es que no les hemos enseñado esa habilidad. Para ello tenemos que tener muy presente que si nos involucramos y le dedicamos tiempo al principio, con paciencia y cariño es más fácil que veamos el fruto a lo largo del curso. Unas ideas a tener en cuenta:


  • Usar una libreta o agenda escolar para apuntar todas las tareas, y que las vayan tachando según las vayan realizando.


  • Unificar las tareas por materiales necesarios para realizarlas, (libros, ordenador, cuadernos...)
  • Establecer límites temporales coherentes a cada una.
  • Enseñarles a distinguir tareas urgentes de las que no, las importantes de las nimias. Con una tabla de este tipo, les puede resultar más fácil identificarlas y catalogarlas. Un examen sería una tarea importante y no urgente.


  • Usar calendarios de pared para anotar fechas importantes como exámenes, entrega de trabajos.

  1. Los deberes.


Sin entrar en el debate de si los deberes son necesarios, o el tipo de deberes que se deben hacer, hoy por hoy en la mayoría de los colegios los usan para completar y afianzar lo aprendido en el aula y es algo con lo que tenemos que lidiar, mejor empezar a encararlo desde el primer día para que no suponga una batalla a lo largo del curso. Ahí van unas recomendaciones:


  • Establecer un sitio apropiado para hacer los deberes. Con buena luz y libre del mayor número de distracciones. Donde se tengan los materiales necesarios a mano.
  • Procurar que sea a la misma hora. Para que se vaya creando un hábito. Que no se deje para muy tarde para evitar cansancios y perezas.
  • Servirles de ejemplo haciendo nuestras tareas. Estando accesibles por si requieren de nuestra colaboración pero con actividades separadas.
  • Darles la consigna de que realicen los deberes por ellos mismos, si hay algo que no sepan hacer que pasen al siguiente, así evitamos que se acostumbren a las interrupciones y les damos la oportunidad para que encuentren la solución más tarde.
  • Darles herramientas para que piensen ellos la solución más que dársela nosotros.
  • Revisar los deberes al final, a parte de para saber si están bien hechos, para que sepan que les damos importancia a su esfuerzo.
  • Hablar en positivo de los deberes delante de ellos.
  • Poner un tiempo de ejecución prudencial, para que aprendan a organizar su tiempo., e intentar cumplirlo.
  • Si algo no lo entienden, quizá sea bueno poner una nota al maestro/maestra para que en la medida de lo posible se lo vuelva a explicar.

  1. Equivocarse está bien.

Tomar decisiones sensatas no se aprende de la noche a la mañana, ni  la responsabilidad, ni la autonomía. Se aprende cometiendo errores hasta encontrar la manera que mejor resuelve cada problema, lo que se conoce vulgarmente como aprendizaje “ensayo – error”. A los adultos nos cuesta respetar las iniciativas de los pequeños y aceptar sus elecciones. Presuponemos demasiado a menudo que se van a equivocar, no damos tiempo para que aprendan de los errores. Hay que darles permiso para que yerren.

Un niño autónomo y responsable es más probable que tenga una mejor autoestima. Es el momento de enseñarles y confiar.

Os deseo un buen curso.


martes, 12 de enero de 2016

Hay ayudas que matan. ¿Qué pasa cuando unas personas intentan salvar a otras?

Si preguntas serás necio treinta segundos, si no preguntas serás necio toda la vida. Proverbio Árabe


¿Qué estás haciendo?, le pregunté al mono cuando le vi sacar un pez del agua y colocarlo en la rama de un árbol. "Estoy salvándole de perecer ahogado", me respondió.
Fábula china.



El ilustre Ben Tahir, guerrero valeroso y hábil gobernante, vivía con sus dos hijas en su hermoso palacio. Desde que ambas nacieron quiso educarlas con inteligencia y sensibilidad, y por eso dejó la educación de las niñas al cuidado del mayor sabio de su tiempo, Abu al Jadá.


Cada mañana, Ben Tahir sonreía contemplando los juegos de sus hijas en el jardín de palacio, y las veía comportarse con elegancia, sencillez y decoro. Pero un día, para sorpresa de todos, las dos hermanas empezaron a pelearse. Sin poder dar crédito a lo que veían sus ojos, el padre se les acercó a toda prisa y preguntó al maestro Abu cuál era el motivo de la trifulca.Naranjas

- Es por una naranja, mi Señor – le reveló éste.

- ¿Por una naranja?

- Así es, mi Señor. Este año el naranjo nos ha dejado sólo una.

- ¡Pues que dividan inmediatamente la naranja en dos mitades, una para cada niña!. ¡Es lo más justo y equilibrado! – dijo Ben Tahir, sin dudarlo un instante.

Se sentía satisfecho, pues su decisión había sido sabia, equitativa y justa.

Sin embargo observó que ninguna de sus hijas pareció alegrarse con la solución, y ambas se retiraron en silencio a sus habitaciones, tristes y alicaídas.

- ¿Por qué mis hijas continúan tristes? ¿Cómo es posible? – preguntó Ben Tahir, desconcertado.

El sabio Abu le respondió:

- Quizá el partir la naranja en dos mitades se revela ahora como algo decididamente tonto, Gran Señor.

- ¿Acaso me insultáis?, vasallo.

- No Señor, sólo digo que prestando más atención a sus hijas podría haber alcanzado un reparto mejor.

- ¿Cómo dices, viejo Abu?

- De haber preguntado, en lugar de decidir por ellas, se habría dado cuenta que consistía en dar toda la piel a quien de ellas la pretendía sólo para ralladura, y así elaborar un pastel, y dar toda la pulpa a la otra quien deseaba comérsela sin más.



Cada vez que hacemos algo por alguien sin que nos lo pida, y aunque nos cueste entenderlo al principio, significa que estamos limitando la capacidad de que haga por sí misma, éste proceder la debilita y victimiza más. Del esfuerzo se aprende, nos ayuda a sacar nuestro potencial, aumenta la creatividad y aprendemos a aprovechar nuestro potencial. Pregunta, observa, deja que decidan, caigan, en definitiva que aprendan a su ritmo.

Que hagan por nosotros claro que es cómodo y placentero, pero es un arma de doble filo, si se alarga en el tiempo corremos el riesgo de caer en dependencia. Dejamos de sentirnos útiles y a la larga seremos excesivamente demandantes. Corremos el riesgo que un mono acabe matándonos con su exceso de cuidados.



Deja tu comentario o ponte en contacto conmigo en mamen.bueno@gmail.com
Un saludo




viernes, 8 de enero de 2016

Iniciando el año con responsabilidad. ¿Te atreves?


Es preciso aceptar la responsabilidad personal. No es posible cambiar las circunstancias, las estaciones ni el viento, pero sí es posible cambiarse a uno mismo. 
(Jim Rohn)



Para empezar el 2016  propongo empezar con un ejercicio práctico. Cómo parece que lo típico es empezar con una lista de propósitos vamos a hacer algo parecido. No te saltes pasos y no vayas al final. Espero que la espera y tu autocontrol te merezcan la pena.

Así que tómate tiempo, sin prisa. Coge lápiz y papel y escribe frases que empiecen por “Yo necesito”. Emplea unos cinco minutos en hacer una larga lista de necesidades, hazlo de una forma específica y detallada. Cuando ya tengas la lista, léela, a ser posible en voz alta, haciendo pausa entre frase y frase, a ver como resuena en ti, que sensaciones te provoca cada frase.


¿Ya lo has hecho?. Bien. Ahora escribe esa misma lista de necesidades, pero cambiando el “Yo necesito” por “Yo quiero”. Procede igual. Léela, a ser posible en voz alta, haciendo pausa entre frase y frase, a ver como resuena en ti, que sensaciones te provoca cada frase.


¿Son necesidades realmente?, ¿no puedes vivir sin eso?, ¿o son deseos?

Ahora lee la última lista de frases, la que comienza por “Yo quiero” y al final de cada frase añade otra palabra, la que se te ocurra, a ver que sale. Intenta hacerlo de una forma espontánea y sin filtro que te frene.


La palabra querer, tiene dos acepciones básicas. Desear y carecer, asi que vuelve a la lista “Yo quiero”, que sería más bien como la lista de deseos y carencias e intenta descubrir el sentimiento de carencia o ausencia que hay detrás de lo que se quiere. 

Pongo un ejemplo, “yo quiero que valoren mi trabajo”, la carencia podría ser: “siento falta de valoración a mi trabajo”. Para sacarle partido a este ejercicio hay que ser totalmente sinceros o sinceras y así poder asumir la responsabilidad de sus propios sentimientos de deseo y carencia.


La siguiente fase sería ¿qué quiero hacer con esta información, que está en mi mano para cubrir esas carencias? ¿Qué puedo hacer este año de una forma proactiva para ello? ¿Cuándo y cómo empiezo a ello? ¿Me estoy poniendo excusas para no hacerlo? ¿Cuales son?

El expresar desde la necesidad y no desde el deseo nos invalidamos y depositamos el poder de la acción en el otro o en el exterior y nos hace perder nuestra “responsabilidad”, nos vuelve dependientes.

A veces ponernos en una posición de necesitado o necesitada nos evita el inconveniente de hacer algo por nosotros mismos, obtenemos una "ganancia secundaria".

Empieza el 2016 tomando tu responsabilidad. Nadie sabe mejor que tú lo que quieres y deseas. Te toca elegir a ti.



Para dudas, consultas o sugerencias en comentarios o en mamen.bueno@gmail.com

Tus comentarios serán bienvenidos.