lunes, 28 de marzo de 2016

Psiconutrición, aprender a relacionarse con la alimentación de una forma equilibrada.


 “El fracaso te da la oportunidad de empezar de nuevo de una forma más inteligente”.
Henry Ford.


El fin de la Semana Santa suele suponer el pistoletazo de salida para la "Operación Bikini" después de las torrijas, sapillos, rosas, reencuentros familiares con comidas pantagruélicas, vacaciones con sus raciones, terracitas y demás excesos gastronómicos. Nos pasamos 5 o 6 meses a dieta para luego recuperar lo perdido o más, en un ir y venir de kilos haciendo sufrir nuestro organismo y nuestra autoestima aumentando la frustración en muchos casos. La mayoría de estos fracasos son porque no se busca perder peso por motivos de salud, si no por motivos estéticos. 




Se plantea el comer como una lucha, una batalla a ver quien puede, si la comida o nosotros. A la hora de iniciar una dieta nueva sólo se tiene en cuenta lo qué   ingerimos, pero no el cómo lo hacemos ni el cómo nos sentimos al hacerlo. Hay que tener en cuenta que nuestro estado de ánimo, lo que sentimos, las preocupaciones, lo que pensamos nos acompañan también en la mesa, influyendo en nuestro apetito y en la cantidad y la calidad de lo que comemos y utilizamos la comida para calmar o enmascarar nuestras emociones y así poder saciar nuestro "hambre emocional". El "hambre emocional" se superpone al hambre físico hasta el punto de perder la capacidad de percibir las señales de hambre, saciedad, satisfacción,... Muchos de los problemas con el exceso de peso se deben a que comemos sin hambre, y por ello un punto importante a tener en cuenta es reaprender a leer las señales que nuestro cuerpo nos envía, es decir, comer cuando tenemos hambre, y dejar de comer cuando ya estamos llenos. No confundir el hambre con ansiedad, aburrimiento, miedo, frustración,... 

El estado de ánimo influye en la forma de alimentarnos y, como prueba de ello, la comida se convierte en el refugio más fácil y accesible. También lo que comemos puede contribuir a la aparición de ciertas emociones.



Hay que aclarar la diferencia entre dieta y régimen, dieta es todo lo que engloba a los hábitos alimenticios en relación a la ingesta en nuestra rutina. Cuando hablamos de régimen nos referimos a una serie de conductas restrictivas limitadas en el tiempo y con objetivos concretos a alcanzar. Un cambio de hábitos en nuestra dieta a de ir encaminada a una modificación permanente del modo de alimentarnos. Si queremos tener éxito en la pérdida de peso y mantenerlo en el tiempo es básico conocer y manejar los procesos cognitivos, emocionales y personales que están influyendo en nuestros hábitos alimenticios para así poder modificarlos. 

Además de saber qué comer y que no, introducir nuevos alimentos y dejar otros, abrirnos a nuevos sabores, texturas, formas de cocinar,... para hacer un cambio de relación con la alimentación hay que tener un acompañamiento emocional además de nutricional que nos apoye durante todo el proceso. 




El objetivo es cambiar el vínculo que existe con la comida e indagar en las causas del comer emocional para identificarlas y aprender a controlarlas. La psiconutrición consiste en equipar a la persona de las habilidades psicológicas para no caer en una ingesta por vacío emocional y responder sólo a la necesidad fisiológica sin sufrimiento, ansiedad y con calma. Debemos relacionarnos con la alimentación de forma equilibrada y así ganamos en concentración, claridad mental y ganas de hacer cosas, para alimentarnos conscientemente sin enmascarar emociones o como refugio. Aprendamos a amar nuestro cuerpo tal y como es, respetándolo como se merece.



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