jueves, 5 de abril de 2018

Un día histórico: reflexiones sobre enfermedad mental y mujer.






En mi deseo de dar visibilidad a la enfermad mental, de intentar liberarla de prejuicios dañinos y estigmas, hoy os presento un texto que no he escrito yo, se lo pedí a una estupenda mujer, tras una charla sobre el tema. En su deseo de preservar su anonimato, lo firma con su nombre de usuario de Twitter. Os dejo con su texto.




Un día histórico


Hace ya un mes, ese histórico 8 de marzo, que un amigo me escribió para decirme “Tía, ¡la huelga lo está petando! ¡Ánimo y fuerza!!” Y quise corresponderle contagiada de esa emoción, pero el caso es que no me salió. Y es que soy una de esas personas a las que ahora se tiene a bien llamar neurodivergentes.
En la sociedad actual donde vivimos, tener una enfermedad mental guarda, en su esfera privada, quizá cierto parecido a ser homosexual. Mientras que nuestras compañeras racializadas y/o trans sufren la violencia psicológica, física o sistémica en tanto son físicamente percibidas como tales, nosotras luchamos todos los días con la salida del armario. Porque hablar directamente de nuestra enfermedad nos coloca enseguida una losa muy pesada de estigmas que menoscaban nuestra vida personal, social y laboral: estás loca, eres peligrosa, no vas a conseguir trabajo, no vas a ser una buena madre, si estás triste es sólo culpa tuya, eres tóxica. Durante el 2017, el INE desarrolló un estudio que arrojó resultados poco halagüeños: el 25% de la población activa española padece, ha padecido o padecerá una enfermedad mental, pero el 85% de los neurotípicos creen que no existe la posibilidad de inclusión real en la vida laboral sustentada en diversos prejuicios como los arriba descritos. Vamos, que no quieren trabajar con nosotros, porque ahí está otro estigma capacitista: el que dice que somos inútiles. Por esto, sustentado al fin y al cabo en el miedo que provoca el desconocimiento, somos un poquito más invisibles cada día.


Bien es cierto que algunas pancartas se acordaron de las que no estaban: las asesinadas, las esclavas sexuales, las trabajadoras del hogar… pero también las mujeres encerradas en una institución psiquiátrica, sometidas en muchos casos a contención mecánica y / o aislamiento, o las que, simplemente presentaban un cuadro psicológico tan deteriorado (depresión, agorafobia, alucinaciones, ansiedad y un largo etcétera) que ni pudieron aventurarse a salir de casa para luchar lo que, por definición, debería ser suyo. Desde aquí me gustaría daros infinitas gracias por llevarnos con vosotras, el calor se siente. Pero, además, queremos reivindicar nuestro espacio, nuestra propia voz, sin tener que pagar unas desorbitadas y estigmáticas consecuencias por ello.


Hace ya un mes de tan histórico día pero se avecina otra fecha a resaltar en el calendario: el 20 de mayo Madrid se convertirá en sede del Mad Pride 2018, el Orgullo Loco. Un día festivo de visibilización de la locura entendida como el desvestirse de connotaciones despectivas y vergonzantes. Bajo el lema de “El Orgullo Lo Cura”, también habrá lugar para las reivindicaciones: el derecho a consensuar tratamientos, a recordar abusos y torturas en centros psiquiátricos, y, en definitiva, a devolvernos la dignidad que como seres humanos merecemos. Estáis todos y todas invitados e invitadas a participar de la fiesta, y quién sabe, a lo mejor repetimos un día histórico.


@brokenlullaby32


El Orgullo Lo Cura. El 20 de mayo puede ser otro día histórico, un día de fiesta, de orgullo, de normalizar la diversidad. Detrás de cada diagnóstico hay una persona que es más que una etiqueta, que sufre, y también con mucho que aportar. A veces es solo cuestión de tomar el tiempo de mirar a los ojos con deseo de conocer y dar la oportunidad de mostrar lo que tiene que ofrecer. Os invito a ello.


"Hay locuras que son poesía, hay locuras de un raro lugar. Hay locuras sin nombre, sin fecha, sin cura, que no vale la pena curar"

(Silvio Rodríguez).







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