Es increíble comprobar cómo
cambia radicalmente la actitud de las niñas y niños en cuanto perciben que estamos
con ellos con nuestros cinco sentidos. La relación entre educadores y alumnos
se convierte entonces en un flujo constante: las tensiones desaparecen y se
alcanza una mágica sensación de gratitud y equilibrio. La práctica siempre es
la misma: estar completamente presentes, mirando en profundidad, sin juzgar o
condenar los acontecimientos o nuestra experiencia de los mismos. Simplemente
presencia y respuesta apropiada, momento a momento…
Jon y Myla Kabat-Zinn
Como padres y madres, nuestro
estado emocional, nuestro cansancio, nuestras preocupaciones, … interfieren y
repercuten en nuestra manera de relacionarnos con nuestros hijos e hijas. Si no
estamos bien ni centrados, afecta a nuestra capacidad de crear vínculos
familiares, y a dejar de estar presentes en lo que hacemos en los momentos en
los que lo estamos haciendo. Esto parece sencillo, pero no hay que olvidar que
en ocasiones ocurre que estamos con nuestros hijos y estamos pensando en
asuntos de trabajo, en la salud de algún miembro de la familia, en la lista de
la compra, o donde nos gustaría ir de vacaciones, no podemos parar los
pensamientos que no surgen, es más, a veces ni somos conscientes de la cantidad
de pensamientos que tenemos. En otras ocasiones, perdemos la paciencia por
estar más pendientes de lo hay que hacer, que del momento que compartimos con
los hijos.
Los padres y madres necesitamos fortalecer
nuestros propios recursos y cuidar nuestro propio bienestar para afrontar los
estados de ánimo alterados, manejar el estrés y las preocupaciones excesivas
para poder involucrarnos en la difícil tarea de educar.
A veces, medio en broma, decimos
que nadie nos ha enseñado a ser padres o madres, y eso no es del todo incierto.
Todos poseemos un modelo de cómo serlo, y eso modelo es que hemos visto y vivido
en nuestra familia de origen. Estos modelos de crianza y educación se aprenden
sobre todo de forma tácita y sobreentendida, dando lugar a modelos heredados
que nos salen de forma automática e involuntaria.
Actualmente los modelos
familiares están cambiando, hay menor número de hijos, hay familias
reconstruidas, adopciones, progenitores del mismo sexo,… Ante esto nos
encontramos con algunos patrones o repuestas más o menos automatizados y
condicionados por el pasado que sin darnos cuenta interfieren en la realidad y
entorno cambiante.
La práctica del Mindfulness o
atención plena nos ayuda a ejercer a crianza y educación más conscientes. Nos
ayuda por un lado a salir de la exigencia a ser padres o madres perfectos, y por
otro a darnos cuenta, ser más conscientes de los modelos heredados que ponemos
en marcha de forma automática y generan conflictos con nuestras situaciones
actuales. Nos ayuda a salir del piloto automático que muchas veces dirige nuestra vida, y la faceta familiar no es una excepción.
El Mindfulness es un estilo
atencional que nos permite una relación diferente con los pensamientos,
sensaciones o emociones. Nos proporciona una sintonía con el entorno y las
personas que nos rodean momento a momento.
Los beneficios del Mindfulness en
padres y madres van desde facilitar el conocernos mejor, a aumentar nuestra
capacidad de regular nuestras emociones, pasando por ser más conocedores de la
relación entre nuestros pensamientos y / o emociones en nuestra salud, entre
otros beneficios, dando como resultado relaciones familiares más sanas y
satisfactorias.
El impacto del Mindfulness en
nuestros hijos e hijas se ve en el incremento de sus habilidades para focalizar
la atención, mejorando su concentración, potencia sus habilidades sociales a
través del desarrollo de la empatía y un mejor manejo de sus emociones, entro
otros beneficios.
Os invito a probar y conocer esta
herramienta, y como resumen os invito a releer la cita con la que comienzo.
Si estáis interesados en algún taller de Mindfulness, recibir información, o hacer cualquier consulta, no dudéis en poneros en contacto conmigo en mamen.bueno@gmail.com
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