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lunes, 7 de diciembre de 2015

La asertividad. Cómo atreverse a ser uno mismo.




Antes de entrar a hablar de la asertividad, quiero aclarar otros términos relacionados y que ayudarán a entender mejor que es la asertividad.

Uno es autoconcepto, este hace relación a los aspectos cognitivos, a la percepción y la imagen, la construcción mental de cómo se percibe cada uno a sí mismo. Lo que creemos que somos capaces, cuales creemos que son nuestras habilidades, lo que sabemos o no sabemos hacer... Es la definición que hacemos de nosotros mismos: yo soy... Serían los elementos que una persona utiliza para describirse.

El otro término sería autoestima, es la actitud hacia uno mismo. La opinión global que tenemos de nosotros mismos, cómo nos juzgamos o evaluamos, y el valor que nos damos como personas. Es la evaluación de la información contenida en el autoconcepto. La autoestima tiene dos componentes, el que se deriva, de la comparación entre el yo real y el que idealmente quisiéramos ser (cómo me veo y como me gustaría verme). El segundo componente en la construcción de la autoestima procede de la valoración de que somos objeto por parte de nuestro entorno social, y por tanto de la calidad de las relaciones sociales que tenemos.

Contar con una sana autoestima supone apreciar la propia valía e importancia y asumir, por parte del individuo, su responsabilidad hacia sí mismo y hacia sus relaciones interpersonales.


La ASERTIVIDAD es la forma en que nuestro autoconcepto y nuestra autoestima se hacen comunicación con mayor o menor eficacia. Se define como: "la habilidad de expresar nuestros deseos de una manera amable, franca, abierta, directa y adecuada, logrando decir lo que queremos sin atentar contra los demás. Negociando con ellos su cumplimiento". Las personas que no se comportan de forma asertiva no se sienten libres para comunicarse ni manifestar sus opiniones. La asertividad es básicamente atreverse a mostrar nuestros deseos de forma amable. El foco hay que ponerlo en atreverse. Te invito a que te atrevas, a que salgas de tu zona de confort. Tienes derecho a atreverte*.

- Atrévete a pensar que eres importante. A que no eres un impostor.

- Atrévete a pedir las cosas de forma directa y sin rodeos. 

- Atrévete a fracasar.

- Atrévete a pensar y meditar antes de tomar una decisión.

- Atrévete a tener puntos débiles y límites.

- Atrévete a equivocarte. A no ser siempre el mejor.

- Atrévete a no estar seguro de todo y decir no sé.

- Atrévete a hacer las cosas sin justificarte ni dar explicaciones.

- Atrévete a cambiar de opinión.

- Atrévete a no llevar siempre la razón.

- Atrévete a decir no y rechazar.

- Atrévete a insistir y exigir. 

- Atrévete a afirmar tu posición y opinión.

- Atrévete a elegir hasta donde dejarte influenciar pos los otros.

- Atrévete a hablar positivamente de ti mismo, de tus capacidades, tu originalidad, sin exageraciones ni desvalorizaciones.

- Atrévete a sentirte orgulloso y valorable.

- Atrévete a hacer las cosas que quieres, no por agradar.

*Idea sacada del libro El análisis transaccional. Conocerse bien y relacionarse con éxito. René de Lassus



Información y contacto:

 mamen.bueno@gmail.com 

lunes, 16 de noviembre de 2015

¡¡Ya no puedo más!!! El desgaste de la maternidad.





Como madres, nos planteamos muchos asuntos en los que queremos incidir, cuidar y trasmitir a nuestros hijos e hijas. Les influimos y somos modelos en asuntos como nutrición, sueño, relaciones con otras personas y el medio que les rodea, entre otros aspectos…


Para los bebés, somos el primer referente con el que se encontrarán, según nos relacionemos con ellos y con el mundo será la primera impresión que se lleven de los demás y del entorno. Les serviremos de espejo, o más bien, ellos nos servirán de espejo a nosotras sí sabemos mirar.


Además de madres, somos mujeres, personas, con una personalidad, manías, filias, fobias, historias personales adheridas a la piel, familias y relaciones familiares, todo ello configuran nuestra forma de afrontar y enfrentar la maternidad. Cada persona tenemos una personalidad determinada, esta condiciona nuestra forma de manejarnos en la vida, la maternidad y la crianza no deja de ser un ámbito más donde nos manejaremos según esta personalidad.




Si nos conocemos, con nuestras virtudes y defectos, o al menos atisbamos como nos relacionamos, nos será más fácil encontrar la manera de maternar, criar y educar. Como madres queremos lo mejor para nuestros hijos e hijas, nos focalizamos en procurarles lo mejor, lo hacemos con tanto empeño que muchas veces nos olvidamos de nosotras, de lo que queremos y necesitamos, no medimos fuerzas, incluso hacemos más de lo necesario. Sin darnos cuenta nos perdemos y nos olvidamos de tenernos en cuenta, aparecen las frustraciones, la falta de paciencia, por no hablar de problemas mayores como podría ser problemas de ansiedad o depresión.


Querer hacerlo todo bien y perfecto aparte de imposible genera estrés e insatisfacción, por eso hay que elegir dónde poner más tiempo, energía. Dosificar fuerzas, hacer todo por los hijos puede llegar a agotarnos o ser perjudicial para ellos, hay que reconocer que no somos buenas en todo y que a veces el precio por ofrecer lo mejor es demasiado alto, no solo en lo económico. A veces es mejor cumplir mínimos en unos ámbitos y en otros dar más. Hay que desterrar un poco la idea moderna de intentar que cada instante y cada día sea maravilloso para nuestros hijos e hijas, que no se aburran nunca. Está bien actuar por debajo de la perfección.






Hay mucho escrito en cuanto a crianza y educación, incluso dentro de la crianza positiva, con apego hay matices. Es fácil a día de hoy dejarse llevar por la corriente de querer dar a nuestros hijos aquello que no tuvimos, cuando a lo mejor no siempre coincide con lo que ellos necesitan. A veces lo que necesitan son unas madres y unos padres tranquilos, serenos y felices, que se tengan en cuentan, que conozcan sus límites y que no lo hagan todo por ellos, que les dejen equivocarse, cometer errores.


Aprendamos a vivir sin culpa las decisiones si son coherentes con nosotras y nuestro sistema familiar. Por ejemplo, dar el pecho es lo mejor, lo más sano para el bebé, eso no hay quien lo dude, sin embargo, puede ser muy estresante si surge algún problema que la dificulte, y pasar al biberón supone un alivio y facilita el clima familiar y la relación con el bebé. Esto es sólo un ejemplo de los muchos que surgen con los años.


Con nuestro ejemplo enseñamos y transmitimos, ¿queremos transmitir un modelo de abnegación en el que nos olvidamos de nosotras? ¿En el que nunca decimos que no?


¿Qué te está empezando a pesar? ¿Qué te resulta difícil llevar o hacer? ¿Qué necesitarías cambiar en tu dinámica con tus hijos? ¿Te sientes desbordada? Puede que sea hora de tenerte más en cuenta.





jueves, 12 de noviembre de 2015

Apoyo emocional en el embarazo y puerperio.





“La maternidad es un fenómeno absolutamente misterioso. Y no me refiero sólo a la crianza del niño, con todas las dificultades que conlleva, sino al viaje personal que cada mujer emprende en presencia del niño pequeño, aunque no lo sepa”.

Laura Gutman




Silueta de una mujer embarazada. (Foto: e.p.)


Si parto en casa o en hospital, si lactancia a demanda o biberón, si colecho o cuna, si escuela infantil o casa... Mucha información, muchos juicios, muchas exigencias, muchas opiniones. Al final, quien decide en función de su realidad y sus circunstancias es la pareja, más allá de clichés o lugares comunes.

Hoy en día, la familia nuclear está alejada de su familia y sus amigos más íntimos, lo que hace que la pareja afronte el período de gestación sola, sobre todo la mujer. A menudo, las mujeres descubren que el embarazo se parece poco a lo que muestran las revistas para embarazadas, donde aparecen mujeres impecables, sin miedos ni dudas, o bien muy vulnerables y casi infantilizadas.

A lo largo del embarazo se recibe mucha información contradictoria. Se escuchan comentarios a veces dolorosos y críticas desde muy diversos frentes.

La parte emocional del embarazo, parto y postparto es algo que tiende a dejarse de lado, presuponiendo que está lleno de alegría cuando no tiene por qué ser así. No sólo es importarte el bienestar físico en el embarazo y la crianza, el bienestar emocional es también muy importante y no se suele tener en cuenta, es más, se suele intentar enterrar y enmascarar, y cuando queremos atender a sus manifestaciones ya nos desborda y nos cuesta manejar.

Ofrezco un espacio y un tiempo sin juicios ni valoraciones. Donde se abordarán las necesidades emocionales de la embarazada y su pareja, los distintos estados de ánimo, miedos, incertidumbres, ilusiones,…más allá de mitos y estereotipos, así como los sentimientos contradictorios ante el embarazo (la alegría de la noticia del embrazo va asociada a sentimientos de temor e inseguridad a la capacidad de salir adelante). Ayudaré en el proceso de crear lazos afectivos con el bebé, haciendo del embarazo y la maternidad una experiencia de afecto y confianza. Ayudando a encontrar el modelo de maternidad y paternidad que elijas, libre de juicios y prejuicios.


Ejemplos de problemáticas a tratar: 

- La propia experiencia (traumática o no) del embarazo y el parto. 

- Sentimientos hacia el bebé. (Prevención depresión post-parto)

- Mitos y estereotipos de la maternidad (y como interfieren en el vínculo con el bebé).

- El papel y rol del padre.

- Los cambios en la relación de pareja.

- Incorporación al mundo laboral, como nos afecta. 



Información sobre psicología pre-perinatal en:


 mamen.bueno@gmail.com























Cada familia es diferente.

martes, 13 de octubre de 2015

Vulneración del derecho a la intimidad de las personas adoptadas.




Me parece que en aras de la información y más en cierto tipo de periodismo no todo vale, o al menos no debería valer.


Hace unos días ha salido a la luz la supuesta madre biológica de una adoptada por una famosa tonadillera, contando los supuestos avatares que la llevaron a dar en adopción a su bebé.


Parece ser que el deseo de la hija de la tonadillera no era tener contacto ni saber nada de su madre biológica. Cualquier persona que sepa del tema de la adopción sabrá que la búsqueda de la familia de origen ha de realizarse con sumó cuidado y con el debido acompañamiento y nunca de una forma forzada, ha de contar siempre con su consentimiento.


Hacerlo así, a las bravas, puede llevar a una gran dolor y daño emocional y psicológico. Generar confusión con la idea de abandono y amor, entorpeciendo la nueva vinculación. Volvemos a contaminar la idea de amor con dolor, como te quiero, te abandono. Que la sangre tira. Ha habido casos que la sangre ha matado y maltratado a su propia sangre.


Hay grandes profesionales trabajando duro y formándose en la creación de vínculos sanos de apego con familias adoptantes, por ejemplo, generando seguridad y generando relaciones sanas sin necesidad de consanguinidad, porque esto es posible y requiere de esfuerzo.


Ahora por el morbo, el beneficio económico rápido y fugaz se somete no sólo a la persona involucrada, si no a todas las familias creadas sin esa consanguinidad a esa manipulación de conceptos, prejuicios, mitos y desconocimiento. Se sigue confundiendo amor filial con amor sanguíneo.


Es indignante ver cómo se trata como mercancía a personas, no se respeta la intimidad incluso me atrevería a decir que la Ley.


Como no se contrasta la información se tira por tierra la labor y el trabajo de profesionales que trabajan en el ámbito de la adopción.


Es doloroso ver cómo se vapulea la confianza de familias creadas que imagino verán una amenaza a que otras personas puedan invadir su intimidad de una forma tan abyecta.


No todo debería valer.

martes, 29 de septiembre de 2015

Tres enfoques de psicoterapia. Entrevistas a Gloria.




Tres enfoques de psicoterapia es una serie de 3 documentales, filmados y dirigidos por Dr. Everett Shostrom en 1965, de gran valor e importancia clínica. En estos tres vídeos se puede ver a 3 maestros de la psicoterapia del siglo XX, cada uno desde su teoría y su estilo, entrevistar a Gloria, la misma paciente voluntaria, una mujer de 30 años, divorciada y con una hija, quién generosamente se prestó a la experiencia.






En los tres casos el problema tratado es el mismo, lo que proporciona una oportunidad excepcional de conocer no solo sus métodos de análisis y terapia respectivos, sino también la diferencia de enfoque entre ellos. Espero que su visionado ayude a entender un poco mejor lo que puede llegar a ocurrir en una sesión de psicoterapia.

Lo que ocurre en cada sesión de psicoterapia es muy privado y personal, por eso, esta singular experiencia nos permite ver lo diferente y complejo que puede llegar a ser cada relación de psicoterapéutica.

En este primer vídeo, podemos ver a Carl Rogers, uno de los creadores de la corriente humanista, y creador de la terapia centrada en la persona. En el video podemos destacar actitud empática y poco intervencionista del terapeuta y seña de identidad de su escuela.



Según Rogers un terapeuta ha de tener tres cualidades “necesarias y suficientes” en la relación terapéutica


- Congruencia. Ser genuino; ser honesto con el paciente.
- Respeto. Aceptación, preocupación positiva incondicional hacia el paciente.
- Empatía. La habilidad de sentir lo que siente el paciente.









En este segundo vídeo podemos ver al co-creador de la terapia Gestalt, Fritz Perls, centrado en el aquí y ahora.


Para Perls, el ser humano ha vivido cumpliendo las expectativas, deseos y mandatos de otros. El crecimiento personal pasa por enfrentar la frustración y el dolor. Su actitud es bastante confrontadora.




Por último, vemos a Albert Ellis, que desarrolló la terapia racional emotiva conductual, con una actitud más educativa.


Para Ellis, los pensamientos son prioritarios para cambiar a partir de ellos las conductas y/o emociones.



¿A quién elegiríais  vosotros? ¿A quién creéis que eligió Gloria para continuar su psicoterapia?


La hija de Gloria, Pammy en los vídeos, escribió años después la conmovedora historia de su madre, más allá de los vídeos.


A través de este emotivo libro podemos saber que continúo una bella amistad con Rogers, hasta la muerte de Gloria por cáncer cuando tenía 40 años. Aunque al principio dijo que su terapeuta favorito fue Perls, pese a la reacción ambivalente que podemos ver en el vídeo.


Con Ellis, manifestó no sentirse demasiado cómoda.


Si los vídeos no tiene precio por su valor instructivo y no puedo dejar de sentir mi mayor gratitud por la valentía de Gloria, no menos valioso y valiente es el libro de su hija.





miércoles, 9 de septiembre de 2015

Charles Chaplin, ejemplo de resiliencia.

«Lo que no me mata, me hace más fuerte».
Friedrich Nietzsche (1844 - 1900) - el ocaso de los ídolos-.


Esta cita bien podría resumir el concepto de resiliencia, que según la RAE es, la capacidad humana de asumir con flexibilidad situaciones límite y sobreponerse a ellas.

Tener la capacidad de mostrarse resiliente no quiere decir que la persona no experimentemos dificultades o angustia. Es más bien que se puede trascender ese sufrimiento y pesar;  transformarlo, superar la adversidad, de alguna manera salir fortalecido, como muestra la cita de Nietzsche.

Para entender todo esto un poco mejor, lo ilustraré con el ejemplo de una persona con una gran capacidad de resiliencia, Charles Chaplin.




Charles Spencer «Charlie» Chaplin, Charlot. Según una carta descubierta en 2011 habría nacido en una roulotte de Black Patch Park, un campamento gitano de Smethwick, cerca de Birmingham. Actor, humorista, compositor, productor, guionista, director y escritor. Era de familia de artistas, pero sumidos en la pobreza. Su padre, alcohólico, les abandonó y su madre padecía esquizofrenia. Estando su madre en la cumbre de su carrera artística con el pseudónimo de Lily Harvey, comenzó a fallarle la voz. En 1894, durante una función en Aldershot, su gorjeo se quebró en medio de una canción. El empresario envió a escena al pequeño Charles, de cinco años, que imitó la voz de Lily incluyendo el desfallecimiento final, para gran diversión del público. Ése fue su debut artístico.

Chaplin pasó por varios asilos, y cuando tenía 12 años su padre murió de cirrosis, dos años antes su madre fue ingresada en un frenopático. Chaplin se ganó la vida desde muy pequeño actuando en diversas compañías ambulantes.

Dónde y cómo acabó todos lo sabemos.

De Charles Chaplin, también se dice que tenía un fuerte carácter, que le gustaban las mujeres. Nada es blanco o negro. Lo que está claro es que supo salir de aquellos traumas infantiles y convertirlos risas para.

Hoy he decidido rescatar una de sus facetas más desconocidas, la de escritor y poeta. Os traigo este alegato a la vida y a la madurez personal.



Cuando me amé de verdad - Charles Chaplin
Cuando me amé de verdad
comprendí que en cualquier circunstancia,
yo estaba en el lugar correcto, en la hora correcta,
y en el momento exacto, y entonces, pude relajarme.
Hoy sé que eso tiene un nombre… Autoestima

Cuando me amé de verdad,
pude percibir que mi angustia,
y mi sufrimiento emocional, no es sino una señal
de que voy contra mis propias verdades.
Hoy sé que eso es… Autenticidad

Cuando me amé de verdad,
dejé de desear que mi vida fuera diferente,
y comencé a aceptar todo lo que acontece,
y que contribuye a mi crecimiento.
Hoy eso se llama… Madurez

Cuando me amé de verdad,
comencé a percibir que es ofensivo tratar de forzar alguna situación, o persona,
sólo para realizar aquello que deseo, aun sabiendo que no es el momento,
o la persona no está preparada, inclusive yo mismo.
Hoy sé que el nombre de eso es… Respeto

Cuando me amé de verdad,
comencé a librarme de todo lo que no fuese saludable:
personas, situaciones y cualquier cosa
que me empujara hacia abajo.
De inicio mi razón llamó a esa actitud egoísmo.
Hoy se llama… Amor Propio

Cuando me amé de verdad,
dejé de temer al tiempo libre
y desistí de hacer grandes planes,
abandoné los mega-proyectos de futuro.
Hoy hago lo que encuentro correcto, lo que me gusta,
cuando quiero, y a mi propio ritmo.
Hoy sé que eso es… Simplicidad y Sencillez

Cuando me amé de verdad,
desistí de querer tener siempre la razón,
y así erré menos veces.
Hoy descubrí que eso es… Humildad

Cuando me amé de verdad,
desistí de quedarme reviviendo el pasado,
y preocupándome por el futuro.
Ahora, me mantengo en el presente,
que es donde la vida acontece. Hoy vivo un día a la vez.
Y eso se llama… Plenitud

Cuando me amé de verdad,
percibí que mi mente puede atormentarme y decepcionarme.
Pero cuando la coloco al servicio de mi corazón,
ella tiene una gran y valioso aliado.
Todo eso es… Saber Vivir

No debemos tener miedo de cuestionarnos,
de hecho hasta los planetas chocan,
y del caos suelen nacer la mayoría de las estrellas.


https://es.wikipedia.org/wiki/Charles_Chaplin


viernes, 3 de julio de 2015

Ensayo: "No eres tú, soy yo" de Viktor Frankl.


Quiero compartir hoy un ensayo que en momentos difíciles me gusta releer,  es de  Viktor Frankl, un neurólogo y psiquiatra austriaco, fundador de la logoterapia. Sobrevivió desde 1942 hasta 1945 en varios campos de concentración nazis, incluidos Auschwitz y Dachau. A partir de esa experiencia, escribió el libro El hombre en busca de sentido, entre otros, cómo éste ensayo titulado "No eres tú, soy yo".



¿Quién te hace sufrir? ¿Quién te rompe el corazón? ¿Quién te lastima? ¿Quién te roba la felicidad o te quita la tranquilidad? ¿Quién controla tu vida?…

¿Tus padres? ¿Tu pareja? ¿Un antiguo amor? ¿Tu suegra? ¿Tu jefe?…


Podrías armar toda una lista de sospechosos o culpables. Probablemente sea lo más fácil. De hecho sólo es cuestión de pensar un poco e ir nombrando a todas aquellas personas que no te han dado lo que te mereces, te han tratado mal o simplemente se han ido de tu vida, dejándote un profundo dolor que hasta el día de hoy no entiendes.

Pero ¿sabes? No necesitas buscar nombres. La respuesta es más sencilla de lo que parece, y es que nadie te hace sufrir, te rompe el corazón, te daña o te quita la paz. Nadie tiene la capacidad al menos que tú le permitas, le abras la puerta y le entregues el control de tu vida.

Llegar a pensar con ese nivel de conciencia puede ser un gran reto, pero no es tan complicado como parece. Se vuelve mucho más sencillo cuando comprendemos que lo que está en juego es nuestra propia felicidad. Y definitivamente el peor lugar para colocarla es en la mente del otro, en sus pensamientos, comentarios o decisiones.

Cada día estoy más convencido de que el hombre sufre no por lo que le pasa, sino por lo que interpreta. Muchas veces sufrimos por tratar de darle respuesta a preguntas que taladran nuestra mente como: ¿Por qué no me llamó? ¿No piensa buscarme? ¿Por qué no me dijo lo que yo quería escuchar? ¿Por qué hizo lo que más me molesta? ¿Por qué se me quedó viendo feo? y muchas otras que por razones de espacio voy a omitir.

No se sufre por la acción de la otra persona, sino por lo que sentimos, pensamos e interpretamos de lo que hizo, por consecuencia directa de haberle dado el control a alguien ajeno a nosotros.

Si lo quisieras ver de forma más gráfica, es como si nos estuviéramos haciendo vudú voluntariamente, clavándonos las agujas cada vez que un tercero hace o deja de hacer algo que nos incomoda. Lo más curioso e injusto del asunto es que la gran mayoría de las personas que nos “lastimaron”, siguen sus vidas como si nada hubiera pasado; algunas inclusive ni se llegan a enterar de todo el teatro que estás viviendo en tu mente.

Un claro ejemplo de la enorme dependencia que podemos llegar a tener con otra persona es cuando hace algunos años alguien me dijo:

“Necesito que Enrique me diga que me quiere aunque yo sepa que es mentira. Sólo quiero escucharlo de su boca y que me visite de vez en cuando aunque yo sé que tiene otra familia; te lo prometo que ya con eso puedo ser feliz y me conformo, pero si no lo hace… siento que me muero”.

¡Wow! Yo me quedé de a cuatro ¿Realmente ésa será la auténtica felicidad? ¿No será un martirio constante que alguien se la pase decidiendo nuestro estado de ánimo y bienestar? Querer obligar a otra persona a sentir lo que no siente… ¿no será un calvario voluntario para nosotros?

No podemos pasarnos la vida cediendo el poder a alguien más, porque terminamos dependiendo de elecciones de otros, convertidos en marionetas de sus pensamientos y acciones.

Las frases que normalmente se dicen los enamorados como: “Mi amor, me haces tan feliz”, “Sin ti me muero”, “No puedo pasar la vida sin ti”, son completamente irreales y falsas. No porque esté en contra del amor, al contrario, me considero una persona bastante apasionada y romántica, sino porque realmente ninguna otra persona (hasta donde yo tengo entendido) tiene la capacidad de entrar en tu mente, modificar tus procesos bioquímicos y hacerte feliz o hacer que tu corazón deje de latir.

Definitivamente nadie puede decidir por nosotros. Nadie puede obligarnos a sentir o a hacer algo que no queremos, tenemos que vivir en libertad. No podemos estar donde no nos necesiten ni donde no quieran nuestra compañía. No podemos entregar el control de nuestra existencia, para que otros escriban nuestra historia. Tal vez tampoco podamos controlar lo que pasa, pero sí decidir cómo reaccionar e interpretar aquello que nos sucede.

La siguiente vez que pienses que alguien te lastima, te hace sufrir o controla tu vida, recuerda: No es él, no es ella… ERES TÚ quien lo permite y está en tus manos volver a recuperar el control.

“Al hombre se le puede arrebatar todo, salvo una cosa: La última de las libertades humanas-la elección de la actitud personal que debe adoptar frente al destino- para decidir su propio camino”.
Muchacha en la ventana. Dalí


Espero que os guste y os ayude.

sábado, 20 de junio de 2015

¿Qué es eso de compartir?



Ya hace buen tiempo, más horas de luz, a punto estamos de las vacaciones, una ecuación perfecta para que los parques con columpios estén a rebosar de gente menuda dispuesta a saltar, correr, comerse la arena, tirarse por los toboganes a ser posible de cabeza que es más divertido...

A más niños y niñas, más papás y mamás, esta ecuación da lugar a más conflictos. 
Una de las frases más oídas estos días es "hay que compartir", mientras arrancas de las manos de tu propia progenie, lo que tenga, para dárselo a la progenie ajena, sin más explicaciones, ante esto, lo más seguro que ocurra es que nuestra propia descendencia rompa a llorar y acabemos con la amenaza, "como sigas así nos subimos".


Mientras veo esto pienso, ¿qué pasaría si tu vecino viene a tu casa a llevarse un rato tu televisión, porque se le ha estropeado la tele y no puede ver el enésimo partido de fútbol de la semana?, alegando eso sí, "QUE HAY QUE COMPARTIR y como te pongas a llorar te vas a tu habitación a pensar"... Mucha gracia no nos haría, ¿verdad?...


Decir a un niño "hay que compartir" sin más explicaciones, es lo mismo que decirle "hay que diversificar el coste de oportunidad lúdico", una abstracción que no entiende...

Foto de Bruce Kingsbury

¿Qué hacer entonces

Para empezar, no obligarles. No es una habilidad o característica innata, como ejemplo, un experimento sociológico con niños de entre 3 y 8 años, de la Universidad de Zurich (Suiza) y del Instituto Max-Planck para Antropología Evolutiva de Alemania llegaron a la conclusión que los pequeños comienzan a compartir de forma altruista a los 7 años. (Artículo publicado en la revista Nature ). A esta edad, los niños también empiezan a considerar al otro con buena voluntad y tratan a sus amigos como los adultos.

Respetar sus cosas, y cuando quiera las de otro niño preguntarle cómo se siente si no se lo dejan los juguetes otros niños, por ejemplo. No significa que a la primera lo entiendan, hará falta paciencia y repetir varias veces.

Intentar que juegue con niños, organizar grupos de juego con otros niños ayuda, los conflictos surgirán, tenderemos que intentar mantenernos un poco al margen y vayan poniendo en marcha sus propias estrategias de resolución de conflictos. Mordiscos y peleas suelen ser las primeras que salen, ahí es conveniente mediar un poco, y si no hay acuerdo, ese juguete o material se guarda.

Servir de modelo. Si nos ven a los adultos compartiendo, es más fácil que introduzcan esa conducta entre las suyas.

En ningún caso es positivo comparar con otros niños, ridiculizar u obligar a compartir. La necesidad de pertenencia también es buena. Quizás el que tenga que aprender que las cosas no se quitan sea el otro niño.

Foto de Julio Quilez



Os dejo un cuento precioso  de Pedro Pablo Sacristán para aprender a compartir.


Había una vez un pequeño príncipe acostumbrado a tener cuanto quería. Tan caprichoso era que no permitía que nadie tuviera un juguete si no lo tenía él primero. Así que cualquier niño que quisiera un juguete nuevo en aquel país, tenía que comprarlo dos veces, para poder entregarle uno al príncipe.
Cierto día llegó a aquel país un misterioso juguetero, capaz de inventar los más maravillosos juguetes. Tanto le gustaron al príncipe sus creaciones, que le invitó a pasar todo un año en el castillo, prometiéndole grandes riquezas a su marcha, si a cambio creaba un juguete nuevo para él cada día. El juguetero sólo puso una condición:
Mis juguetes son especiales, y necesitan que su dueño juegue con ellos - dijo - ¿Podrás dedicar un ratito al día a cada uno?
¡Claro que sí! - respondió impaciente el pequeño príncipe- Lo haré encantado.
Y desde aquel momento el príncipe recibió todas las mañanas un nuevo juguete
. Cada día parecía que no podría haber un juguete mejor, y cada día el juguetero entregaba uno que superaba todos los anteriores. El príncipe parecía feliz.
Pero la colección de juguetes iba creciendo, y al cabo de unas semanas, eran demasiados como para poder jugar con todos ellos cada día. Así que un día el príncipe apartó algunos juguetes, pensando que el juguetero no se daría cuenta. Sin embargo, cuando al llegar la noche el niño se disponía a acostarse, los juguetes apartados formaron una fila frente él y uno a uno exigieron su ratito diario de juego. Hasta bien pasada la medianoche, atendidos todos sus juguetes, no pudo el pequeño príncipe irse a dormir.
Al día siguiente, cansado por el esfuerzo, el príncipe durmió hasta muy tarde, pero en las pocas horas que le quedaban al día tuvo que descubrir un nuevo juguete y jugar un ratito con todos los demás. Nuevamente acabó tardísimo, y tan cansado que apenas podía dejar de bostezar.
Desde entonces cada día era aún un poquito peor que el anterior. El mismo tiempo, pero un juguete más. Agotado y adormilado, el príncipe apenas podía disfrutar del juego. Y además, los juguetes estaban cada vez más enfadados y furiosos, pues el ratito que dedicaba a cada uno empezaba a ser ridículo.
En unas semanas ya no tenía tiempo más que para ir de juguete en juguete
, comiendo mientras jugaba, hablando mientras jugaba, bañándose mientras jugaba, durmiendo mientras jugaba, cambiando constantemente de juego y juguete, como en una horrible pesadilla. Hasta que desde su ventana pudo ver un par de niños que pasaban el tiempo junto al palacio, entretenidos con una piedra.
Hummm, ¡tengo una idea! - se dijo, y los mandó llamar. Estos se presentaron resignados, preguntándose si les obligaría a entregar su piedra, como tantas veces les había tocado hacer con sus otros juguetes.
Pero no quería la piedra. Sorprendentemente, el príncipe sólo quería que jugaran con él y compartieran sus juguetes. Y al terminar, además, les dejó llevarse aquellos que más les habían gustado.
Aquella idea funcionó. El príncipe pudo divertirse de nuevo teniendo menos juguetes de los que ocuparse y, lo que era aún mejor, nuevos amigos con los que divertirse. Así que desde entonces hizo lo mismo cada día, invitando a más niños al palacio y repartiendo con ellos sus juguetes
Y para cuando el juguetero tuvo que marchar, sus maravillosos 365 juguetes estaban repartidos por todas partes, y el palacio se había convertido en el mayor salón de juegos del reino. 
(Cuento visto en http://cuentosparadormir.com/ )
Un saludo y buen día.

miércoles, 6 de mayo de 2015

El temperamento de nuestros hijos. ¿Realmente les conocemos?



Dentro de la psicología infantil hay bastantes aportaciones e investigaciones importantes para su desarrollo. Una de las que siempre tengo en cuenta cuando hablo con los padres de algún paciente, es la llevada a cabo por la Doctora Stella Chess, profesora de psiquiatría infantil en el centro médico de la Universidad de Nueva York, junto con su esposo Alexander Thomas, en 1986. Ambos estudiaron el "temperamento biológico natural". La revelación principal de sus trabajos puso de manifiesto que las características temperamentales representan los rasgos heredados y que son el núcleo de la personalidad y juegan un papel sustancial en el desarrollo futuro.

El temperamento sería la parte de la personalidad que muestra la tendencia “primaria”, es decir espontánea y natural a reaccionar con un cierto estilo o manera, mientras que el carácter, al ser una tendencia “secundaria” es adquirido e influido por el ambiente y con éste por la educación. Esto significa que el carácter puede adquirirse, modificarse y perderse. Sin embargo, el temperamento es bastante estable desde el nacimiento y a lo largo de todo el ciclo vital.

La aportación más importante de Chess y Thomas, fue el hecho de introducir el concepto del niño como persona activa. Contrastaron con modelos que tradicionalmente consideraban al niño como receptor pasivo de influencias externas, o de modelos causales de tipo unilineal y unidireccional. Esto es tan crucial, que como la propia Doctora Ches dijo, "Si no se toma en cuenta el temperamento del niño, el maestro, el psicólogo y hasta los padres, pueden cometer equivocación en su crianza". Porque lo que vale para un niño puede no valer para otro. Así que habrá que tratarles de forma distinta u en función de sus tendencias temperamentales. Por eso, para educar bien a nuestro hijo debemos conocer su forma de ser.

Desde el nacimiento, los bebés empiezan a mostrar rasgos y conductas únicas y estables que finalmente conducen a su desarrollo como individuos distintos y especiales. Si somos capaces de respetarlas y acompañar a cada niño y niña en su proceso evitaremos muchos problemas, en gran parte derivados de forzar a los niños a ser aquello que no son. Si esas tendencias se reprimen demasiado, el resultado será mucha tensión en el niño que generará síntoma. Es importante buscar algún espacio para darles salida, e incorporar rutinas en su vida cotidiana que las favorezcan.

A continuación veremos los 9 rasgos o dimensiones primarias que encontraron.

1.- Nivel de actividad.

Tiene que ver con el componente corporal presente en el funcionamiento del niño y la proporción de períodos de actividad e inactividad.

Niños hiperactivos: tienen necesidad de liberar la tensión, Hay que fomentar actividades de movimiento. Es bueno, por ejemplo darles un tiempo de actividad antes de los deberes o ante situaciones que requieren más quietud.
Niños hipoactivos: tienen necesidad de momentos de calma y tranquilidad para energetizarse. Proporcionarles  momentos de relajación, respiración…

2.- Regularidad (ritmicidad).

Tienen que ver con la necesidad de una estructura y unos horarios pautados.

Niños rítmicos: tienen la necesidad de unas rutinas bien establecidas para encontrar el equilibrio.
Niños arítmicos: tienen necesidad de tener un margen de movimiento, de flexibilidad en su rutina. Demasiada rigidez les agobia.

3.- Acercamiento o retraimiento.

Tienen que ver con la necesidad de contacto. Con aceptar personas y situaciones nuevas.

Niños de contacto próximo: necesitan tocar para sentir. Pueden resultar invasivos. Intentar darles la proximidad afectiva en casa, para que no la busquen en exceso fuera. Crear momentos de contacto en familia, cosquillas, masajes…
Niños de contacto lejano: se sienten más cómodos a cierta distancia. Tardan en hacer amigos y coger confianza. Conviene prepararlos y darles su tiempo. Proporcionarles confianza para hablar de sus miedos.

4.- Adaptabilidad

Tiene que ver con la facilidad o rapidez con que se adaptan a los cambios y a lo nuevo.

Niños hipoadaptables: les cuestan los cambios. Pueden llegar a mantener situaciones negativas o que les perjudican por miedo a los cambios. Incorporar de vez en cuando novedades para que se vaya flexibilizando.
Niños hiperadaptables: se sienten cómodos fuera de la rutina. Se adaptan sin quejarse. Que vaya aprendiendo a pedir.

5.- Sensibilidad sensorial.

Tiene que ver con la estimulación necesaria para provocar una reacción o respuesta.

Niños hipoestimulables: necesitan poco estímulo para reaccionar, son muy sensibles reaccionan con fuerza a las variaciones. Detectan cualquier variación o cambio. Lo bueno es muy bueno y lo malo es muy malo.
Niños hiperestimulables: necesitan mucha estimulación para movilizarlo, más abstraídos. Sacadles de la inactividad poco a poco.

6.- Intensidad de respuesta.

Tiene que ver con el nivel de energía de la respuesta sin distinción de la cualidad.

Niños de respuesta notoria: muestran una gran energía y son muy exagerados en sus respuestas.
Niños de respuesta NO notoria: hay que saber apreciar los matices sutiles de sus respuestas. Si no arman no protestan, puede que no reciban la atención que merecen y sus necesidades no satisfechas.

7.- La Calidad del Humor.

Tiene que ver con la predominancia de la alegría, la seriedad y el enfado.

Niños alegres: risueños. Conviene estar alerta para ver cuándo tras sus sonrisas hay alguna frustración o malestar, ya que no lo expresan tan fácilmente como los malhumorados.
Niños mal humorados: con tendencia al enfado hay que tener cuidado para no culparles ni culparnos en exceso (salvo que ese mal humor responda a alguna causa ambiental que esté afectando a su vida).
Niños serios: a los serios hay que hacerles sentir que los queremos y valoramos como son, que nos parecen encantadores sin que necesiten hacer monerías todo el rato.

8.- Distractibilidad.

Tiene que ver con la efectividad de los estímulos ambientales extraños en interferir o alterar la dirección de una conducta en curso o en desarrollo.
Niños distraídos: la capacidad de distraerse de muchos niños lleva a pensar que es hiperactivo. Conviene mantener a su alrededor un ambiente tranquilo, bajo en estímulos.
Niños focalizados: pueden ser más testarudos y oposicionistas y más autónomos.

9.- La atención y persistencia.

Tiene que ver con  la cantidad de tiempo que el niño dedica a una actividad y el efecto de la distracción sobre esa actividad.
Niños inestables: necesitan que les acompañemos en sus juegos, les hablemos sobre ellos y les animemos a persistir.
Niños persistentes: tienen más autonomía para pasar ratos entreteniéndose solos.

La combinación de estas nueve características da lugar a tres tipos de niños:

– Bebés fáciles (40%) tienen una disposición positiva. Sus funciones corporales operan de manera regular y son adaptables. Por lo general son positivos, muestran curiosidad acerca de nuevas situaciones, y sus emociones son de intensidad moderada o baja.

– Bebés difíciles (10%) tienen estados de ánimos más negativos y son lentos para adaptarse a las nuevas situaciones. Cuando enfrentan una nueva situación tienden a retraerse.

– Bebés lentos de animar (15%) son inactivos, mostrando reacciones relativamente calmadas a su ambiente. Sus estados de ánimos por lo general son negativos y se alejan de las nuevas situaciones, adaptándose lentamente.

El 35% restante son niños que no encajan con estos tres tipos, la mayoría suelen ser una mezcla de estos tres.
La tipología del niño afecta a su relación con los demás, por tanto podemos decir que el niño determina la relación socio-afectiva que tiene con los de su entorno. Aunque lo más habitual es que sea un híbrido entre el niño y la madre, de tal forma que uno se adapte al otro y al revés.
Pueden aparecer problemas de conducta si no conocemos las tendencias de nuestros niños. No sabemos respetar sus tiempos y no somos capaces de sincronizar e interaccionar nuestra conducta y exigencias con la de los niños.



Sabiendo esto te pregunto, ¿cómo es tu hijo?, ¿los conflictos que te surgen tienen que ver con la falta de sincronía con sus tendencias?, ¿qué puedes hacer para mejorar esto?

lunes, 27 de abril de 2015

Cuento de las pelusas calientes, Claude Steiner

Hoy os quiero compartir un cuento escrito por Claude Steiner,  Doctor en psicología, discípulo y colega de Eric Berne (creador del Análisis transaccional). Este cuento lo conocí en una de mis formaciones y de vez en cuando me gusta releerlo, me gusta recordar que quiero y necesito "pelusas calientes", abrazos, mimos, complicidad, intimidad. A parte de una crisis económica, estamos en una crisis emocional, crisis de solidaridad, de empatía, en definitiva, de afectos sinceros y de abrazos reconfortantes.

Racionar palabras bonitas, te quieros, abrazos y caricias nos daña, más de lo que pensamos, iniciemos una revolución  
Espero que os guste el cuento.


EL CUENTO DE LAS PELUSAS CALIENTES de Claude Steiner

Había una vez, hace mucho tiempo, dos personas muy felices que se llamaban Tim y Maggie, las cuales tenían dos hijos llamados John y Lucy. Para poder comprender lo felices que eran, habrá que entender cómo eran las cosas en aquel entonces. Hay que saber que por aquellos días se les regalaba inmediatamente a los niños que nacían una Bolsa de Pelusas, pequeña y suave. Siempre que una persona metía mano en su bolsa para buscar, sacaba de ahí una Pelusa Caliente muy abrigadora. Había, pues, mucha demanda de Pelusas Calientes, porque siempre que alguien recibía una Pelusa Caliente, eso le hacía sentirse muy contento y abrigado. La gente que no recibía Pelusas Calientes con regularidad estaba en peligro de contraer una enfermedad en la espalda, que le hacía encogerse y morir.

En aquellos días era muy fácil conseguir Pelusas Calientes. Cada vez que alguien tenía ganas de una, iba a tu encuentro y te decía: "Me gustaría recibir una Pelusa Caliente". Entonces uno metía la mano en su bolsa y sacaba una Pelusa, del tamaño de la mano pequeña de una niña. Cuando la Pelusa salía a la luz del día, se iluminaba con una sonrisa y florecía transformándose en una Pelusa Caliente, amplia y abrigadora. Entonces tú colocabas una encima del hombro, o de la cabeza, o sobre las piernas de la persona, y la Pelusa se le acomodaba perfectamente, deshaciéndose contra su piel y haciéndole sentirse lleno de alegría. La gente siempre se estaba pidiendo mutuamente Pelusas Calientes; y puesto que se daban gratis, no era ningún problema tener Pelusas suficientes para todos.  Por consiguiente cada uno se sentía feliz y estaba muy cómodo y abrigado la mayor parte del tiempo.

Cierto día, una bruja mala se puso muy enojada, porque todo el mundo estaba tan feliz que nadie se ocupaba de comprar brebajes y emplastos. La bruja era muy lista e ideó un plan perverso. Una hermosa mañana, la bruja se acercó cautelosamente hasta Tim, mientras Maggie jugaba con su hija, y le murmuró al oído: "Tim, mira la cantidad de Pelusas que Maggie le está dando a Lucy. ¿Sabes?, si lo sigue haciendo así, va a acabar por quedarse sin ninguna ¡y no quedará una sola para ti!".

Tim quedó estupefacto. Volviéndose a la bruja preguntó: "¿Quieres decir que no siempre  encontraremos una Pelusa Caliente cuando la busquemos en nuestra bolsa?" A lo que la bruja respondió: "No, desde luego que no; y cuando las Pelusas se terminen, ya no podrás tener más". Y diciendo esto, se fue volando, montada sobre su escoba, riéndose por el camino.

Tim tomó la cosa muy a pecho y comenzó a fijarse cada vez que Maggie le regalaba una Pelusa Caliente a alguien. Acabó por sentirse muy preocupado y disgustado, porque le agradaban mucho las Pelusas Calientes de Maggie y no quería renunciar a ellas. Pensaba que ciertamente no era justo que Maggie estuviera desperdiciando todas sus Pelusas Calientes en los niños y en otras personas. Así, empezó a quejarse cada vez que veía a Maggie regalar una Pelusa Caliente a alguien; y como Maggie lo quería mucho, dejó de dar Pelusas Calientes con tanta frecuencia a las personas, y las reservó sólo para él.

Los niños se fijaron en lo que sucedía y pronto comenzaron a pensar que era malo regalar Pelusas Calientes cada vez que alguien las pedía o tenía ganas. Y también ellos se volvieron muy cuidadosos en eso. Observaban a sus padres muy de cerca y siempre que les parecía que ellos regalaban demasiadas Pelusas a los demás, comenzaron a oponerse. Poco a poco se sintieron muy preocupados cuando ellos mismos regalaban demasiadas Pelusas Calientes. Y a pesar de que ciertamente encontraban una Pelusa Caliente cada vez que la buscaban en su bolsa, poco a poco dejaron de meter la mano en ella, volviéndose más y más egoístas. Muy pronto la gente empezó a darse cuenta de la escasez de Pelusas Calientes: y comenzó a sentirse menos contenta y abrigada. Empezó a encogerse y, de vez en cuando, había algunos que se morían por falta de Pelusas Calientes. Así, más y más gente iba en busca de la bruja para comprar brebajes y emplastos, aunque no resultaban efectivos. Y sucedió que la situación se iba poniendo muy difícil. La bruja mala, que contemplaba todo esto, no quería en realidad que la gente se muriera (puesto que los muertos ya no podían comprar sus brebajes y emplastos), por lo que ideó un nuevo plan. A cada uno se le dio una bolsa muy parecida a la Bolsa de Pelusas, salvo que aquella era una bolsa muy fría, mientras que la de Pelusas era caliente y acogedora.

Dentro de la bolsa de la bruja había Espinas Frías. Estas no hacían que las personas se sintieran abrigadas y contentas, sino que, por el contrario les hacía sentirse frías y espinosas. Pero sí lograban impedir que la espalda se les encogiera. Por lo que de ahí en adelante cada vez que alguien decía: "Yo quiero una Pelusa Caliente", las personas que temían agotar su reserva de ellas respondían "No puedo darte una Pelusa Caliente, pero ¿no te gustaría recibir una Espina Fría?" En algunas ocasiones, dos personas se acercaban una a la otra, pensando que iban a recibir una Pelusa Caliente, pero uno u otro cambiaba de parecer y terminaban por darse mutuamente Espinas Frías. Por lo que el resultado fue que, aunque muy pocas personas se morían, sin embargo muchas seguían desdichadas, sintiéndose extremadamente frías y espinosas. La situación se complicó muchísimo porque, desde la llegada de la bruja, las Pelusas Calientes eran cada día más escasas; por lo que las que anteriormente eran gratuitas como el aire libre, ahora eran extremadamente raras y de mucho precio. Esta fue la causa de que la gente hiciera toda clase de cosas para conseguirlas. Antes de que apareciera la bruja, las personas acostumbraban a reunirse en grupos de tres, cuatro, o cinco, sin que a nadie le importara demasiado quién le estuviera regalando Pelusas Calientes a quién. Pero a partir de la llegada de la bruja, la gente empezó a dispersarse por parejas y a reservar todas sus Pelusas Calientes exclusivamente el uno para el otro. Las personas que, olvidándose de sí mismas, le regalaban a otro una Pelusa Caliente, inmediatamente se sentían culpables por ello porque sabían que su compañero seguramente resentiría la pérdida de una Pelusa Caliente. Los que no lograban encontrar un compañero generoso, tenían que comprar sus Pelusas Calientes y trabajar durante largas horas para ganarse el dinero necesario para adquirirlas.

Hubo personas que, de alguna manera, se hicieron "populares" y con eso recibieron muchas Pelusas Calientes, sin tener que volver ninguna a cambio. Entonces esta gente vendía dichas Pelusas Calientes a quienes no eran "populares" y que necesitaban de ellas para poder sobrevivir.

Otra cosa que sucedió fue que algunas personas tomaban Espinas Frías -que las había disponibles gratuitamente y en cantidad ilimitada- y las recubrían de un material blanco y esponjoso, haciéndolas pasar por Pelusas Calientes. Estas Pelusas Calientes falsificadas eran en realidad Pelusas de Plástico, y ocasionaban nuevas dificultades. Por ejemplo, dos personas se reunían e intercambiaban libremente Pelusas de Plástico, cosa que esperaban les haría sentirse bien y contentos, pero, en vez de eso, se separaban sintiéndose muy mal. Y como pensaban que lo que habían estando intercambiando mutuamente eran Pelusas Calientes, quedaban sumamente desconcertados, sin darse cuenta de que los sentimientos fríos y espinosos que sentían eran en realidad el resultado de que les habían dado muchas Pelusas de Plástico.

Así, la situación llegó a ser muy deplorable; y todo comenzó por la llegada de la bruja, que hizo creer a la gente que algún día, cuando menos lo esperaran, podrían meter la mano en su Bolsa de Pelusas Calientes y descubrir que se les habían agotado.

No hace mucho, una mujer mundana y joven llegó a esta desdichada tierra. Al parecer, ella desconocía todo cuanto se refería a la bruja mala, y no se preocupaba en lo más mínimo de que se agotaran sus Pelusas Calientes. Las repartía generosa y libremente, aun cuando no se las pidieran. La gente la llamaba la Mujer Mundana y no la aceptaba, porque estaba comunicándoles a los niños la idea de que no deberían de preocuparse de que las Pelusas Calientes pudieran llegarles a faltar. A los niños les caía muy bien, porque se sentían muy contentos junto a ella; y así comenzaron a regalar Pelusas Calientes siempre que les venía en gana.

Las personas mayores, preocupadas, tomaron cartas en el asunto y decidieron emitir una ley para proteger a los niños contra el despilfarro de su provisión de Pelusas Calientes. La ley declaró ser una ofensa criminal repartir Pelusas Calientes con atrevimiento y precipitación y sin tener licencia para hacerlo. Sin embargo, a muchos niños no les importó nada lo sucedido y a pesar de la ley continuaron regalándose mutuamente Pelusas Calientes siempre que les venía en gana y siempre que se las pedían. Y como había muchos, muchos niños, casi tantos como personas mayores, parecía que ellos acabarían por salirse con la suya.

Hoy por hoy, es difícil decir qué es lo que sucederá. ¿Lograrán las fuerzas adultas de la ley y el orden frenar el atrevimiento y precipitación de los niños? ¿Se unirán los adultos a la Mujer Mundana y a los niños aceptando el riesgo de que siempre pueda haber tantas Pelusas Calientes cuantas sean necesarias? ¿Se acordarán de los días en que sus niños están intentando retroceder al tiempo que las Pelusas Calientes abundaban porque la gente las regalaba gratuitamente?.

Texto original.

Nota: Os dejo un audio con los principios básicos del Análisis Transaccional